El aborto: el peor de todos los holocaustos | Puerto Rico por la Familia

https://prporlafamilia.com/2018/05/22/el-aborto-el-peor-de-todos-los-holocaustos/

​¿Se venden indulgencias en algunas iglesias cristianas?


En un sentido, sí. Hace 500 años estalló la Reforma Protestante a raíz de la protesta de Lutero principalmente por la práctica de la venta de indulgencias. Las indulgencias eran un documento que las personas compraban el cual estaba firmado por el Papa y concedía el perdón o disminución de las penas del purgatorio para familiares que habían fallecido y supuestamente estaban sufriendo en dicho lugar (que no existe). La razón es que en ese entonces Roma estaba enfrentando serios problemas económicos y necesitaba dinero.
Sin embargo, siglos después algunas iglesias en cierto sentido promueven algo similar. Creo que todos hemos escuchado o presenciado cómo en ciertas iglesias se enseña que para obtener un milagro o lograr que Dios conceda una petición, la misma debe ir acompañada de una «siembra» de una «semilla de fe». ¿Y qué es esto? No es otra cosa que dar una aportación económica. Para las personas obtener prosperidad económica, sanidad u otro beneficio, debe dar dinero al predicador o a la iglesia y así Dios se ve obligado a concederle lo que se pide.
Es escandaloso ver cómo se recurre a la manipulación y a la coacción para lograr que las personas den dinero porque si no se siembra dinero no se recibe la bendición. Mientras más cantidad de dinero se dé, más rápido vas a recibir tu milagro. Es similar a la indulgencia en el sentido de que se da un beneficio material para obtener el favor divino. Lo triste es ver cómo muchas personas han sido engañadas por estos seudo-pastores, seudo-apóstoles y seudo-ministros que se valen de esta treta para lucrarse.

Está de más decir que esta enseñanza es una distorsión del mensaje bíblico. La Escritura nos dice en 2 Corintios 9:5 que las personas deben de dar por generosidad y no por exigencia de los pastores. Y en el versículo 7 nos dice: «Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre.» Dar para la obra de Dios no es un negocio; no es una inversión para luego esperar recibir mucho más a cambio. El cristiano da voluntariamente con gozo y con gratitud, y según lo que ha propuesto en su corazón.

No caigamos en la trampa de la venta de las nuevas indulgencias. ¡Cuidado con los mercaderes del templo!
Pastor René X. Pereira 

​VOLVAMOS AL EVANGELIO

Hoy día muchos han contaminado el evangelio con un sinnúmero de añadiduras, doctrinas de hombres, dogmas y tradiciones. Algunos han convertido el evangelio en una oferta más de entretenimiento para la gente. Procurando allegar más personas a las iglesias, algunos han bajado las demandas del evangelio y ni siquiera mencionan lo que Jesús claramente enseñó acerca del costo y lo que implica ser un discípulo.

Cuando se recurre a esto, las iglesias buscarán cada vez añadir más efectos especiales, más actividades y nuevas fuentes de entretenimiento porque la gente se cansa de lo mismo. En cambio, cuando predicamos el verdadero Evangelio no es necesario hacer eso porque solo el Evangelio es poder de Dios y no necesita de nuestra ayuda para que sea efectivo.
Claro está, el que genuinamente está buscando a Dios, quedará satisfecho. Y el que no, seguirá su camino porque en el fondo no está dispuesto a seguir a Cristo como aquél joven rico. La Palabra de la cruz tiene ese efecto: acerca a los que de corazón genuino buscan a Dios y aleja a los que vienen detrás de los panes y los peces. A esos Jesús los dejó ir y nunca modificó ni suavizó su mensaje para atraerlos.
La iglesia en Puerto Rico necesita hoy más que nunca volver a la esencia del Evangelio y empezar a desechar todo lo que hemos añadido y modificado del mismo con tal de hacerlo más «consumible» y atractivo para las masas. No necesitamos de musiquita mientras se predica para manipular emociones. No necesitamos de efectos de luces y de humito para impresionar a la gente. Necesitamos del poder del Espíritu Santo quien es el que abre los corazones y quita la ceguera de los que están ciegos espiritualmente para que vengan a Cristo y se conviertan de sus malos caminos. Volvamos al Evangelio y no nos avergoncemos de él porque es poder de Dios para salvación.

Pastor René X. Pereira 

​Aquél evangelio de legalismo…

Por Rene X. Pereira


¿Cuántos de ustedes crecieron o fueron parte de estas iglesias y denominaciones que por mucho tiempo enseñaron doctrinas y mandamientos como los siguientes?

1. La mujer cristiana que usa pantalones no va para el cielo, no es una mujer piadosa y ha perdido su salvación.

2. La mujer que se maquilla, se tiñe el pelo, usa alguna prenda como pantallas, pulseras, o cadenas, tampoco está en santidad y si viene Cristo, se queda.

3. La mujer que se depila el vello de sus piernas, o de sus axilas, o el hombre que se deja barba tampoco está viviendo en santidad.

4. En la mujer, cortarse el cabello era pecado, pero en el hombrte era a la inversa, tener el cabello largo era pecado.

5. Ir al cine es sentarse en silla de escarnecedores y si viene Cristo y usted está en el cine, se queda.

6. Si te comes una morcilla, estás violando el mandamiento de no comer sangre y te pierdes.

7. Y muchos otros más que no tengo espacio para cubrir

Por mucho tiempo esto fue predicado desde algunos púlpitos de nuestro país, y muchos creyentes fueron heridos y maltratados y su compromiso con Dios y su salvación fueron cuestionados simplemente por cosas como estas. Esto es lo que se llama el legalismo y fue parte de la prédica de ciertos grupops religiosos y predicadores del país. A causa de esto muchos jóvenes abandonaron las iglesias, se alejaron del evangelio y se fueron al mundo. Sin embargo, hoy día esto ya prácticamente no se predica ni se enseña aun en las iglesias que una vez lo hicieron. ¿Por qué? ¿Si era la palabra de Dios, si eran mandamientos del Señor, por qué hoy ya casi nadie enseña esto?

Hay una sencilla razón y es que todos estos fueron doctrinas y mandamientos de hombres, y no tienen realmente un verdadero respaldo de la Escritura. Esto fue la nueva versión de la doctrina de los Gálatas que Pablo tanto combatió. Lo único que en el caso de los gálatas eran otros mandamientos basados en las costumbres judías como guardar el sábado, la circuncición y los alimentos puros e impuros.

Con el tiempo muchos pastores y líderes conciliares se dieron cuenta de que había que cambiar esta prédica legalista que estaba sacando gente de las iglesias que eran puestas en meses de disciplina simplemente por cortarse una pollina. Aquello se llamó el «evangelio de las tres P»: pelo, pantalones y pantallas. ¡Cuantos sermones, cuántas reprimensas desde los púlpitos, cuánta gente herida y maltratada por violar una de estas reglas solemnes! Sin embargo, como bien dijo Pablo en Colosenses 2:23, «Estas cosas, aunque dan cierta reputación de santidad, de humildad y de duro trato del cuerpo, no tienen valor alguno contra los apetitos de la carne». En otras palabras, estas cosas realmente no hacen a una persona más o menos santa.

Claro que la Escritura nos manda a vestir de manera modesta, sin ser ocasión de tropiezo a nadie. Claro que debemos cuidar nuestra apariencia externa y nuestro cuerpo que es templo del Espíritu Santo. Es cierto que no debemos gastar lo que no tenemos en prendas lujosas y cosas ostentosas. Pero todas estas enseñanzas fueron sacadas de contexto y llevadas a un extremo que le hizo mucho daño al evangelio en Puerto Rico.

Lo triste de todo esto, amados hermanos es que nunca hubo un «me equivoqué». Nunca oficialmente ha habido una disculpa o admisión de error de parte de los que usaron erróneamente la Biblia para golpear, marginar, maltratar y humillar a sus hermanos. Pero qué bueno, por otro lado que muchos se han ido dando cuenta y han modificado esta prédica. Y qué bueno que muchos han descubierto las doctrinas de gracia y ya no viven una relación con Dios basada en el miedo y la amenaza, sino basada en una relación de amor con un Padre que siempre nos trata como hijos y nos mira a través de la justicia de Cristo.

Siete consejos antes de montarte en «JetBlue»…

Jet blue

 

Antes de que decidas comprar el pasaje para irte a vivir a los Estados Unidos, si eres cristiano/a, medita en lo siguiente:

1. ¿Realmente Dios te ha guiado, te ha dirigido y confirmado que es su voluntad esta decisión? Porque si no es así, no importa los beneficios materiales y laborales que puedas obtener, cometes un grave error.

2. ¿Y si Dios quiere que pases por este tiempo de dificultad económica porque desea enseñarte a depender de él y a contentarte aun en lo poco? En lo poco o en las dificultades es que muchas veces vemos la gloria de Dios en nuestras vidas.

3. ¿Si abandonas tu iglesia donde tienes ministerio y una familia espiritual, crees que realmente es lo que Dios desea? ¿Si estás siendo de bendición y edificación en tu iglesia, crees que tu salida es lo que Dios ha determinado?

4. ¿Así como has buscado casa, trabajo y otras cosas, has buscado una iglesia dónde congregarte que sea de sana doctrina?

5. Si tu decisión está basada en el aspecto económico y material, crees que realmente eso es lo más importante? Para el cristiano hay otras cosas mucho más importantes.

6. ¿Has buscado consejo de tu pastor y de creyentes maduros en la fe? Los cristianos debemos escuchar y sujetarnos a nuestros pastores porque ellos velan por nosotros.

7. ¿Realmente estás seguro/a que a donde vas estarás mejor que aquí, en términos económicos? Porque muchos migrantes descubren que no era lo que esperaban y la pasan peor que en su tierra.

No te dejes deslumbrar por sueños y promesas de abundancia. Sabemos que nuestro país enfrenta momentos duros y difíciles. Pero los cristianos creemos que Dios cuida de sus hijos y él ha prometido que nunca nos faltará lo necesario. Sigue orando, sé paciente y espera a estar completamente seguro que tu decisión es la correcta. No huyas de los problemas y dificultades. Enfréntalos con fe y oración y Dios hará.

Finalmente: los hijos de Dios no gobernamos nuestras vidas. Las gobierna el Señor. Somos propiedad suya y solo él determina el rumbo que debemos tomar; eso es lo que significa el señorío de Cristo. Mi vida no me pertenece; le pertenece a Dios. Tampoco el creyente persigue sus sueños; antes bien persigue la voluntad de Dios.

Pastor Rene X. Pereira

​Prueba irrefutable; caso gano

I Juan 1:1-4

Aunque a los que practican la profesión que ejerzo secularmente, tecnólogo medico, se les llama licenciados (esto por que ameritan de una licencia del estado para ejercer) no soy abogado. Lo poco que pueda saber de leyes, lo he aprendido por lo que escucho, sin embargo de algo estoy seguro; para ganar un caso tienes que tener pruebas irrefutables o que demuestren, mas allá de duda razonable, que lo que se quiere probar es veraz.  
Cuando leemos lo escrito por el apóstol Juan, en su primera carta a la iglesia, podemos pensar, que como un buen abogado que defiende una causa justa, presenta varios argumentos contundentes a favor de la verdad irrefutable de la deidad de nuestro Señor Jesucristo y su completa humanidad.  Los falsos maestros querían introducir sus enseñanzas a la iglesia naciente, y decían que “Cristo era  Dios pero que NO fue completamente humano”.  Nada más lejos de la verdad.  Juan en su escrito refuta tal mentira y se presenta como testigo presencial de la humanidad y la deidad de Cristo.  En otras palabras les dice a estos farsantes, yo si puedo argumentar sobre nuestro Señor por tres razones;

• Yo lo vi con mis propios ojos (tuve la maravillosa oportunidad de verle cara a cara, hablar con él, comer con él, caminar con él, y hasta vivir junto a él)

• Yo lo contemplé ( pude deleitarme viendo toda la bondad y bien que había en él; admire su proceder hacia sus semejantes, escuché detenidamente cada frase que salió de sus santos labios, pude gozarme con cada milagro que el realizó, y hasta vi, su dolorosa entrega por nosotros)

• Por último; experimenté, en carne propia, su calor humano, al tener el privilegio de estrechar sus manos y recostar mi cabeza sobre su pecho.

Ninguno de estos farsantes pudo contra tales argumentos.  El apóstol Juan, inspirado por el Espíritu Santo, ganó su caso y la iglesia siguió creciendo.  Todavía, en nuestros días, se levantan muchos falsos maestros queriendo engañar a la iglesia.  Sin embargo, hoy todavía contamos con los argumentos, dados por Dios en su Palabra, para defender nuestra fe.  Hagamos frente a aquellos que quieren desviarnos de la verdadera doctrina de fe, usemos LA PALABRA.

Pastor Wilfredo Borrero García

Sobre «Walking Dead»…

the-walking-dead-season-7-croppedQuizás lo que voy a decir ofenda a alguno… sepa el que se ofenda, que mi intención no es herir, es ayudar…

Ayer, si no me equivoco, comenzó la séptima temporada de una de las más famosas series de televisión de todos los tiempos, y me refiero a la serie «The Walking Dead»… una serie, que aunque es de ciencia ficción, es una serie sumamente violenta, que tiene un contenido sumamente gráfico, con una historia que anima e invita al rencor, al odio y a la venganza, entre otras cosas; y como era de esperarse, los guionistas, siguieron elevando esta serie, a niveles insospechables de morbo y violencia.

En su nuevo capítulo inicial, por lo que pude leer reseñado en un periódico, y luego pude corroborar por medio de videos cortos en la internet, la nueva temporada comenzó, con nada más y nada menos, que dos muertes a batazos. Como pude observar y como lo reseña un escrito, de en un periódico de internet, al momento de presentar las muertes, el director, buscando resaltar la maldad y el sadismo, de un nuevo villano en la serie, presentó esta horrible escena, haciendo que la “sangre y los pedazos de carnes” volarán hasta los rostros de otros personajes. Admito, mis amigos, que al ver esta escena, se retorcieron mis entrañas.

Y mis amigos, ante esta nueva escalada, en la dosis de violencia y desensibilización hacia la vida, a la que se está sometiendo a nuestra sociedad, no puedo quedarme cayado:

Mis hermanos y amigos, me causa mucha tristeza, e indignación, ver como miles de personas en nuestra sociedad, arrastrados por los planes ambiciosos de los productores de televisión y de los canales que los pautan y los patrocinan, se sumergen cada vez más en un pantano de basura mental y social, al ver este tipo de serie de televisión. Me resulta increíble, ver, como personas que amo y respeto, disfrutan y celebran, algo que es tan terriblemente destructivo y dañino para la mente del individuo y de la sociedad.

Cuando veo series televisivas como ésta, donde la violencia, el morbo y la maldad, son el entretenimiento de muchos, me pregunto, ¿a dónde vamos a parar?, Pienso en los miles de niños, que de seguro están viendo este tipo de serie, y me pregunto ¿cómo su mente se estará afectando al digerir todas estás gráficas?  

Mis amigos, vivimos en una sociedad sumamente violenta, donde la intolerancia, la falta de amor a la vida, y la falta de sensibilidad ante el dolor ajeno son la orden del día, y ante este panorama debemos preguntarnos ¿cómo fue que llegamos aquí?  ¿Acaso yo aboné a esto?

Mis amigos, creo que todos deberíamos repensar lo que hacemos, lo que vemos y lo que auspiciamos.  Hablo como padre, como hijo, como hermano, como ciudadano de un país, que en algún momento se conoció como “La Isla del Encanto” pero que hoy está bien lejos de serlo.  Debería ser nuestra meta, no seguir abonando a perpetuar una sociedad falta de amor y de respeto por el prójimo: Al auspiciar y fomentar series televisivas como ésta, hacemos lo contrario. Creo que para entretenernos existen muchas otras opciones.

Si, eres de los que los que disfrutan de este tipo de entretenimiento, solo te pido que saques un momento y reflexiones acerca de lo que te he dicho, analiza, creo que me puedes llegar a entender. Quizás para muchos estoy exagerando la nota, quizás para muchos estoy sacando fuera de proporción las cosas; pero saben, creo sinceramente que no lo hago…

A mis hermanos en la Fe les recuerdo: La Biblia dice en Gálatas 6:7-9 “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; más el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. No nos cansemos pues, de hacer el bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos.”

Pidamos al Señor que nos de sabiduría…

Pastor Wilfredo Borrero…

El día que temo

20161003_071152Salmos 56:3-4

“En el día que temo, yo en ti confío…”

Podríamos definir el temor como un sentimiento desagradable o perturbación, que trae una intensa angustia a nuestro ser y que es causado por la antipatía o rechazo, a un riesgo o amenaza, a nuestra vida o forma de vida. Todo ser humano experimenta este tipo de sentimiento. Tal vez alguno haya aprendido a controlar la forma en que expresa este sentimiento, sin embargo tenemos que decir que nadie está exento de experimentarlo. El autor del Salmo 56, el rey David, hombre que luchó y venció a leones, osos y gigantes, experimentó en carne propia el temor. Así lo expresa en el versículo que citamos al comenzar.

El temor es parte de nuestra naturaleza humana. Todos nosotros hemos experimentado o tal vez estamos experimentando alguna clase de temor; temor al fracaso, temor a la soledad, temor a la ausencia de recursos económicos, temor a la muerte, temor a lo que nos pueda hacer el hombre…

Entonces; ¿Qué hacer ante el temor? 

La respuesta es confiar.

Confiar ¿En quién? En Dios. David lo afirma claramente en el versículo 4 de este Salmo, léelo.

David, no escribió estas palabras en el vacío. Las escribió con certeza y seguridad porque el mismo había experimentado en su vida el cuidado de Dios. Estando al cuidado de sus ovejas tuvo que confiar en el cuidado de Dios al enfrentar osos y leones. Mas adelante vio como Dios le guió a derrotar a aquel gigante al que todos temían. Aprendió a confiar en Dios. El confiar en Dios es algo que se aprende en nuestro diario vivir, al practicarlo.

Si hoy temes, comienza a depositar tu confianza en Aquel que tiene cuidado de tí y podrás decir como David “En el día que temo, yo en ti confío”.

Pastor Wilfredo Borrero García

 

¿Cómo puedo conocer la voluntad de Dios para mi vida?

BibliaPor: Pastor René X. Pereira

Esta es la pregunta que se hacen aquellos cristianos que de corazón desean vivir y actuar de acuerdo al propósito de Dios. La pregunta es legítima, aunque realmente no es la mejor pregunta.

La pregunta debiera ser: ¿Cuál es la voluntad de Dios? Y una vez conozco cuál es su voluntad y propósito, entonces ajusto mi vida a esa voluntad. Y Dios ha querido que cada creyente conozca su voluntad. Para eso nos ha dejado las Escrituras que claramente nos revelan el carácter divino y su perfecta voluntad. El apóstol Pablo le escribe a Timoteo: «Porque toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.» (2 Tim. 3:16) ¿Oíste bien? Para que el creyente sea perfecto (completo) y preparado para toda buena obra.

El segundo medio de gracia que Dios nos ha dado a todos los creyentes es la dirección y guía de su Espíritu Santo. Su Espíritu nos da discernimiento y entendimiento para poder conocer y comprender su Palabra y tomar decisiones según su voluntad. Para esto el creyente necesita recurrir a la oración con la cual tenemos comunión con el Señor y recibimos dirección para muchas cosas particulares y específicas. La Palabra nos da los principios generales. La oración y la guía de su Espíritu nos da la dirección para cosas particulares. Por ejemplo, la Escritura nos dice: «no te unas en yugo desigual con un incrédulo». Una joven cristiana no necesita orar si el joven que le propone matrimonio es un inconverso; hay que obedecer y ya. Porque ya la Palabra ha dado el principio; sin embargo, si el joven es un creyente, la oración es necesaria para saber si ese joven en particular es la persona que Dios tiene para ella.

De modo que si de verdad deseas conocer y vivir de acuerdo a la voluntad de Dios necesitas dos cosas esenciales: Primero, escudriñar y examinar profundamente las Escrituras. Y segundo, tener una vida de oración y comunión estrecha con el Señor. El Señor ha prometido que dará sabiduría a aquellos que de corazón le buscan y le piden. El apóstol Santiago nos dice, «Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.» (Stgo. 1:5)

No cometas el error de tomar decisiones en tu vida sin contar con la dirección de Dios. NO dependas de tu intuición y tu propio juicio. El corazón es engañoso y tu propio juicio puede fallar y a menudo falla. Por eso el proverbista nos dice: «Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas. No seas sabio en tu propia opinión» (Prov. 3:5-7).

Espero esto sea de bendición para ti.

Cuando consagrar nuestra vida a Dios cuesta…

2016-02-03-11.56.19.png.pngÉxodos 32:25-29

Quizás una de las imágenes más fuertes, y que más nos choca al leer la Palabra de Dios, es la que encontramos en el libro de Éxodos cap.32 versículos del 25-29. En esta porción encontramos la narración del momento en el que Moisés, el líder que Dios había levantado para guiar al pueblo de Israel a la tierra prometida, ordena a todos aquellos que habían resuelto o habían decidido serle fiel a Jehová Dios, que pasaran juicio y mataran a toda aquella persona, incluyendo a los de su familia, que estuviera practicando el pecado de la idolatría. Ésta narración es por demás dura y hasta pudiera parecer cruel e insensible. Les confieso que es una de esas partes de la Palabra de Dios que me causa incomodidad leer. Sin embargo, en honor a la verdad, también les tengo que confesar lo siguiente; las ocasiones en que he meditado en ella, ésta porción ha sido un instrumento útil en las manos de nuestro Dios para confrontar mi vida.  Y por eso me he animado a escribir sobre ella.

Hay verdades bíblicas, que desde el principio, nuestro Dios quiso dejar claras. Y una de esas verdades lo es la siguiente: “Consagrar nuestra vida a Dios siempre conllevará un costo”.  Ésta verdad la vemos claramente reflejada en ésta porción.

En esta porción se nos narra la forma dura en que hombres, que decidieron poner primero a Jehová en sus vidas, tuvieron que mostrar que para ellos Dios era primero.  Estos hombres demostraron su sujeción y sumisión a Dios por medio de una  obediencia incondicional a sus estatutos y mandato.

Aquellos hombres de la tribu de Leví consagraron sus vidas a Dios, en otras palabras mostraron su rendición total, su lealtad incondicional, la dedicación total de sus vidas a Dios, por medio de un acto de obediencia que sobrepasa nuestro umbral de raciocinio e intelecto. Aquellos hombres fueron por encima de lazos emocionales y afectivos, que les unían a familiares y amigos, para cumplir así con la voluntad de Dios y preservar el honor y gloria que Dios merece. Aquella tarea no debió haber sido fácil.  Para entenderlo solo debemos imaginarnos estar en la posición de aquellos hombres y nos daremos cuenta de lo terrible que debió haber sido.  Sin embargo, a pesar de lo duro que pudo haber sido, tenemos que decir, que aquellos hombres cumplieron a cabalidad con su cometido. Mostrando así su consagración a Dios.

Al meditar en esta porción hay una pregunta que debería llegar inmediatamente ante nuestra consideración, y la pregunta es la siguiente; ¿el Dios que requería a su pueblo tal consagración al servirle, seguirá pidiendo lo mismo a su pueblo hoy?

La respuesta, mis amigos, por dura que parezca, es .

Amados, aun cuando nos parezca ilógico pensar así, la respuesta sigue siendo la misma; el Dios que ayer pidió tal consagración a su pueblo, es el mismo Dios hoy, y pide el mismo compromiso de consagración a su pueblo.

Que difícil se le puede hacer al cristiano de hoy día, entender esta verdad.  Para la iglesia de hoy, en especial para la de occidente, esta forma de seguir a Cristo ha venido a ser ajena o muy lejana. Dar el lugar que solo a Dios le corresponde y consagrar nuestra vida a Él, aunque ello nos cueste, son temas muy poco comunes en los pulpitos de hoy.

Amados consagrar nuestra vida a Dios sigue costando lo mismo.

Nuestro Señor Jesús dijo: “Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aún su propia vida, no puede ser mi discípulo.” Lucas 14:26

Amados hoy día el pueblo de Dios no busca consagrar su vida pretendiendo alcanzar el favor y la aceptación de Dios. Ya el favor de Dios, el ser aceptados por Dios, ha llegado al creyente por medio de Cristo. La salvación no nos cuesta nada. Por gracia hemos sido salvos. Sin embargo tenemos que entender que dedicar nuestra vida a Dios, consagrar nuestra vida a Él, nos puede costar todo. Nuestro Señor mismo, como leímos, lo dijo.

Quizás hoy, bajo el nuevo pacto de Gracia, el pueblo de Dios no está llamado a ejecutar el juicio de Dios. Ningún creyente está llamado a matar o quitar la vida a nadie, sin embargo el principio que propulsó aquel acto en el Antiguo Pacto, sigue estando vigente hoy y se debe honrar;  “Nuestro Dios es el que debe ocupar el primer lugar de nuestras vidas y nada, ni nadie, debe tomar ese lugar porque poner a alguien en el lugar que solo corresponde a Dios se llama idolatría, y eso Dios lo condena.

Amados, en muchas ocasiones, poner a Dios en primer lugar, en otras palabras consagrar nuestra vida a Él conllevará tener que ir por encima de lazos amorosos y afectivos. Como lo hicieron aquellos hombres de la tribu de Leví. Es por esa razón que nuestro Señor nos habló de aborrecer a padre, madre, hermanos, hermanas y hasta nuestra propia vida.

Sabemos que nuestro Dios,  es un Dios justo que no se deleita de las injusticias.  Cuando estudiamos la Palabra de Dios, nos damos cuenta que nuestro Dios, siempre ha pedido a sus hijos que obren de manera piadosa y justa para con los suyos. Tenemos como ejemplo el primer mandamiento con promesa, “honra a tu padre y a tu madre para que tus días se alarguen sobre la tierra”. Entonces conociendo esto debemos entender lo que nuestro Señor nos pide: Él no nos pide que seamos malos hijos y abandonemos nuestras responsabilidades; Él no nos pide que ignoremos las necesidades de nuestras esposas e hijos, usando como pretexto nuestro servicio a Él. Por el contrario lo que Él desea es que siendo hombres y mujeres consagrados a Él seamos buenos ejemplos en todo poniendo el hacer Su voluntad como prioridad en nuestras vidas.

Nuestro Señor no desea que NO amemos a nuestros seres queridos. Lo que Él desea, es que nuestro amor por Él sea mayor que el amor que podamos sentir por cualquier ser humano. Y mis amados, cuando hacemos así, cuando le amamos a Él más que a cualquier persona, como consecuencia vamos a amar verdaderamente a los que nos rodean. 

Hace unos meses atrás escuche la siguiente noticia: En la ciudad Alepo en Siria, un pastor tuvo que soportar ver la tortura y crucifixión de su hijo luego de haber caído en manos del grupo extremista islámico conocido como ISIS o Estado Islámico.  La noticia decía que los extremistas le pidieron reiteradamente a  aquel pastor que negara a Cristo y así evitaría el dolor a su hijo y a otros creyentes que estaban bajo su cuidado. Y hasta él mismo se salvaría. Aquel varón no accedió ante aquella petición.  En otras palabras decidió ser fiel a Dios y pasó por encima de sus lazos amorosos y afectivos. Como consecuencia de ello tuvo que pasar por el durísimo momento de ver a su hijo sufrir, ver a sus ovejitas sufrir, para luego terminar también crucificado al lado de su hijo.

Amados consagrar nuestra vida a Dios cuesta…

Amigo y hermano que lees esto, la consagración de nuestra vida a Dios comienza con pequeños actos de fe.  Son los pequeños pasos de fe que damos a diario los que van preparando nuestro corazón para poder cumplir con las grandes demandas de Dios a nuestras vidas.

Sabemos que Dios mismo es el que pone el querer como el hacer por su buena voluntad en nuestros corazones, pero el actuar, mis hermanos, nos corresponde a nosotros.  Es en el diario que mostramos nuestra lealtad a Dios. Cuando por ejemplo tenemos que decidir entre agradar a Dios antes que agradar a nuestros padres que desean que no sirvamos a Dios porque esa no fue la religión que nos enseñaron, nos consagramos a Dios; cuando en el trabajo  nos piden que hagamos algo que va en contra de los principios de Dios y no lo hacemos, aun cuando esto implica quedarnos sin empleo y no tener una fuente económica con la cual sostener a nuestra familia, nos consagramos a Dios; cuando no admitimos que nuestros hijos practiquen, en nuestros hogares, conductas que ofenden a Dios, aun cuando esto implique que ellos se molesten y nos abandonen, consagramos nuestras vidas a Dios. Es en pequeños actos como estos donde mostramos que para nosotros Dios es primero.  Amados consagrar nuestra vida a Dios implicará en ocasiones, como ya dijimos, ir por encima de nuestros lazos afectivos y emocionales. 

Tú y yo estamos llamados a consagrar nuestra vida a Aquel que nos llamó de las tinieblas a su luz admirable; a Aquel que nos amó sin merecerlo. Nuestra vida debe ser una de consagración total a Él; por agradecimiento, por amor.  Sabiendo esto, entonces la pregunta que deberíamos hacernos es; ¿Habrá algo o alguien que me esté impidiendo consagrarme totalmente a mi Dios?    

Pastor Wilfredo Borrero García