La actitud contemplativa no es alternativa

Rene Pereira jr

Por: Pastor René Pereira Jr.

De vez en cuando en las redes sociales aparecen hermanos nuestros en la fe que expresan con mucha sinceridad que todo en nuestro país se va a solucionar si recurrimos únicamente a la oración y el ayuno para enfrentar todos estos ataques que estamos recibiendo de un gobierno que se ha propuesto destruir la familia, el matrimonio, legalizar la marihuana y ahora el bestialismo.

Primeramente quiero dejar claro que como cristiano y pastor creo firmemente en el poder de la oración intercesora la cual tiene que estar presente y activada en todo momento. Pero creo también que las batallas de Dios se pelean orando y tomando acciones concretas bajo la dirección del Espíritu Santo. Les daré un ejemplo: si el médico me indica que tengo una enfermedad que requiere de cierto tratamiento para poderse sanar, ¿qué debe hacer un cristiano sensato? Debe orar y pedir a Dios que intervenga de manera sobrenatural, pero también debe seguir fielmente el tratamiento que aconseja el profesional de la salud. Hay algunos que piensan que solo hay que orar y declarar que ya uno está sano y no tratarse la condición. Yo no avalo ni sostengo esa doctrina; de hecho, creo que no es bíblica y pone en peligro la vida de una persona. ¿Dios puede sanar a una persona enferma? Claro que sí; Dios es el mismo de siempre. Pero nos llama a ser responsables con nuestro cuerpo. Y Dios muchas veces utiliza la sabiduría de los médicos y la ciencia que él mismo ha creado para nuestra salud.

Lo mismo ocurre con el asunto de la enfermedad social y cultural que aqueja a nuestro pueblo. Quedarnos solamente en el plano de la oración no es lo más sabio. Cristo nos llamó a ser luz y sal en este mundo; eso significa ser influencia en todas las esferas de nuestra sociedad: en la educación, la política, la economía, en todos los renglones de nuestra cultura los cristuianos debemos estar presentes como la sal que da sabor y preserva. Lo peor que nos puede suceder en esta coyuntura histórica en la que estamos es recurrir a la actitud contemplativa. En la edad media eso fue lo que hicieron algunos monjes que se aislaban del mundo para dedicarse a orar y a ayunar mientras afuera del convento la sociedad se hacía cantos.

Me preocupa que a veces, cusndo la cosa se calienta y el enemigo nos amenaza como hizo Goliat con sus palabras de burla al joven David, utilicemos la espiritualidad de la oración como un subterfugio para no salir a la batalla. David oró a Dios, pero salió al campo a enfrentar al gigante sabiendo que con él estaba el Todopoderoso. Me preocupa el que digamos por un lado que amamos los principios de Dios, y que somos gente espiritual, pero cuando llegan las elecciones salimos a darle el voto a los enemigos de Dios; entonces ahí en la caseta no oramos ni actuamos con entendimiento, y después nos consolamos diciendo que «Dios quita y pone reyes» cuando fuimos nosotros mismos los que los elegimos y les dimos el mandato para que hagan lo que están haciendo.

Yo sé que en el pasado nos enseñaron que el mundo era del diablo, la política era del diablo y en algunos casos que el estudiar y prepararse en la universidad era perder el tiempo porque Cristo venía ya mismo. Esto nos llevó a asumir una actitud polarizada y sacar a los cristianos de las áreas de influencia y toma de decisiones. Por eso no tenemos hoy muchos abogados cristianos, ni legisladores cristianos, ni periodistas cristianos, ni gobernantes cristianos. Dejamos el espacio vacante y Satanás se encargó de llenarlo con su gente como buen estratega que es.

De nuevo, no me malinterpreten. Amo la oración y constantemente insisto en que todo lo que hagamos tiene que ser hecho bajo la cobertura de la intercesión y la dependencia del Espíritu. Una cosa va junto con la otra. Cuando Israel enfrentó la ciudad de Jericó, estuvieron una semana dando vueltas a la ciudad hasta que sonaron los cuernos y gritaron como Dios les había dicho y aquellos muros cayeron. Pero ahí no termina la historia. Una vez derribados los muros, tomaron sus espadas y conquistaron la ciudad. Tenemos que orar para que los muros caigan, pero tenemos que conquistar la ciudad también.

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