¡Despiesta Iglesia!

Foto ReneUn llamado urgente al pueblo cristiano ante la hora crítica que nos ha tocado vivir.

Pastor René X. Pereira

«Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina. Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas.»

Este pasaje se encuentra en 2 Tim. 4:1-5. Y al leerlo es como si fuera un retrato de lo que vemos hoy día en el pueblo cristiano. Hay una terrible escasés de la enseñanza de la sana doctrina. Peor aún, muchos pastores y líderes cristianos han sido seducidos hacia una mete empresarial y han convertido el ministerio de la Palabra en un mercado de entretenimiento. Se ha ido dejando a un lado la predicación bíblica que confronta a la persona con su pecado y que llama a una vida de santidad y entrega total, a cambio de una predicación diseñada para levantar el ego de las personas. La fe para muchos llamados cristianos hoy día es una herramienta para conseguir lo que ellos desean y Dios es esencialmente una especie de sirviente que existe para cumplir sus deseos. Por eso nuestras iglesias están llenas de personas que se denominan cristianas pero muchos no han conocido a Dios. Y eso se refleja en el testimonio que dan porque «por su fruto los conoceréis».

Pablo dice que una de la característica de los tiempos del fin es que la sana doctrina será escasa y por consiguiente se levantarán falsos maestros que apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas. Se hacen llamar algunos de ellos pastores, reverendos, apóstoles o profetas, pero algunos son lobos vestidos de ovejas que utilizan la piedad como fuente de ganancia. Si algo caracteriza a un verdadero siervo y a una sierva de Cristo es ese corazón de humildad; esa disposición de ser lavadores de pies antes que ostentar títulos de grandeza y rodearse de personas que le sirvan a ellos. Eso no fue lo que Jesucristo nos dejó como ejemplo. El que quiera ser grande en el reino de Dios será el que está dispuesto a servir a los demás.

Por otro lado están aquellos que recurren a los supuestos sueños y a las visiones que alegan recibir de parte de Dios. ¡Cuantos por ahí han profetizado mentira! ¡Cuántos han blasfemado el nombre de Dios diciendo que Dios dijo, cuando no dijo nada; sino que se inventan estas supuestas «revelaciones» para manipular a la gente y sacarles provecho. Esto es tomar el nombre de Dios en vano. La iglesia en Puerto Rico necesita una nueva dosis de evangelio bíblico cristocéntrico. Necesitamos volver a la senda antigua del evangelio sencillo pero poderoso. Dios no quiere que sigamos «fábulas» o «mitos». Quiere que sigamos la verdad de su Palabra.

En estos días he escrito algunas cosas que le han molestado a algunas personas. Me han dicho que me calle y que no siga diciendo lo que he estado diciendo porque le hago daño al evangelio. La realidad es que hace tiempo el evangelio en Puerto Rico ha estado sufriendo mucho daño por parte de los embaucadores de la fe. /No es acaso esto peor? Algunos prefieren que el pueblo cristiano permanezca en ignorancia porque un pueblo ignorante es un pueblo fácilmente manipulable. Pero Dios ha inquietado mi corazón. No puedo permanecer en silencio cuando mi iglesia se va enfermando porque hay veneno en la olla. Cuando los Johan Tetzel de este tiempo están por todos lados engañando al pueblo ofreciendo las bendiciones de Dios tan pronto la moneda caiga en el cofre.

Por eso estamos orando por un verdadero avivamiento para Puerto Rico. Un avivamiento no de brincoteo ni de ruido, sino un avivamiento de compromiso con Dios; un avivamiento de gente convertida realmente, de hogares restaurados, de matrimonios sanados y de compasiómn por el que necesita. Dios está hastiado ya de muchos que con sus labios le honran, pero sus corazones están lejos de él. Está hastiado de esos que se llaman a sí mismos cristianos, pero no hay testimonio, no hay integridad y cada día salen a la calle a mancillar el nombre de Cristo y de su iglesia. Esos son los que le hacen daño al evangelio. Está hastiado de altares llenos de humo y efectos de luces y mucho espectáculo; pero no hay poder, no hay alimento de la Palabra y el pueblo perece.

Dios les bendiga.

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