Aquél evangelio de legalismo…
Por Rene X. Pereira
¿Cuántos de ustedes crecieron o fueron parte de estas iglesias y denominaciones que por mucho tiempo enseñaron doctrinas y mandamientos como los siguientes?
1. La mujer cristiana que usa pantalones no va para el cielo, no es una mujer piadosa y ha perdido su salvación.
2. La mujer que se maquilla, se tiñe el pelo, usa alguna prenda como pantallas, pulseras, o cadenas, tampoco está en santidad y si viene Cristo, se queda.
3. La mujer que se depila el vello de sus piernas, o de sus axilas, o el hombre que se deja barba tampoco está viviendo en santidad.
4. En la mujer, cortarse el cabello era pecado, pero en el hombrte era a la inversa, tener el cabello largo era pecado.
5. Ir al cine es sentarse en silla de escarnecedores y si viene Cristo y usted está en el cine, se queda.
6. Si te comes una morcilla, estás violando el mandamiento de no comer sangre y te pierdes.
7. Y muchos otros más que no tengo espacio para cubrir
Por mucho tiempo esto fue predicado desde algunos púlpitos de nuestro país, y muchos creyentes fueron heridos y maltratados y su compromiso con Dios y su salvación fueron cuestionados simplemente por cosas como estas. Esto es lo que se llama el legalismo y fue parte de la prédica de ciertos grupops religiosos y predicadores del país. A causa de esto muchos jóvenes abandonaron las iglesias, se alejaron del evangelio y se fueron al mundo. Sin embargo, hoy día esto ya prácticamente no se predica ni se enseña aun en las iglesias que una vez lo hicieron. ¿Por qué? ¿Si era la palabra de Dios, si eran mandamientos del Señor, por qué hoy ya casi nadie enseña esto?
Hay una sencilla razón y es que todos estos fueron doctrinas y mandamientos de hombres, y no tienen realmente un verdadero respaldo de la Escritura. Esto fue la nueva versión de la doctrina de los Gálatas que Pablo tanto combatió. Lo único que en el caso de los gálatas eran otros mandamientos basados en las costumbres judías como guardar el sábado, la circuncición y los alimentos puros e impuros.
Con el tiempo muchos pastores y líderes conciliares se dieron cuenta de que había que cambiar esta prédica legalista que estaba sacando gente de las iglesias que eran puestas en meses de disciplina simplemente por cortarse una pollina. Aquello se llamó el «evangelio de las tres P»: pelo, pantalones y pantallas. ¡Cuantos sermones, cuántas reprimensas desde los púlpitos, cuánta gente herida y maltratada por violar una de estas reglas solemnes! Sin embargo, como bien dijo Pablo en Colosenses 2:23, «Estas cosas, aunque dan cierta reputación de santidad, de humildad y de duro trato del cuerpo, no tienen valor alguno contra los apetitos de la carne». En otras palabras, estas cosas realmente no hacen a una persona más o menos santa.
Claro que la Escritura nos manda a vestir de manera modesta, sin ser ocasión de tropiezo a nadie. Claro que debemos cuidar nuestra apariencia externa y nuestro cuerpo que es templo del Espíritu Santo. Es cierto que no debemos gastar lo que no tenemos en prendas lujosas y cosas ostentosas. Pero todas estas enseñanzas fueron sacadas de contexto y llevadas a un extremo que le hizo mucho daño al evangelio en Puerto Rico.
Lo triste de todo esto, amados hermanos es que nunca hubo un «me equivoqué». Nunca oficialmente ha habido una disculpa o admisión de error de parte de los que usaron erróneamente la Biblia para golpear, marginar, maltratar y humillar a sus hermanos. Pero qué bueno, por otro lado que muchos se han ido dando cuenta y han modificado esta prédica. Y qué bueno que muchos han descubierto las doctrinas de gracia y ya no viven una relación con Dios basada en el miedo y la amenaza, sino basada en una relación de amor con un Padre que siempre nos trata como hijos y nos mira a través de la justicia de Cristo.
Publicado el mayo 8, 2017 en Uncategorized y etiquetado en Legalismo, religiosidad. Guarda el enlace permanente. Comentarios desactivados en Aquél evangelio de legalismo….