Sal (NaCl) – Sazona y Preserva
Todo aquel que ha pasado un buen tiempo cerca de un cristiano, o ha escuchado la exposición de la Palabra de Dios en repetidas ocasiones a lo largo de su vida, de seguro, ha escuchado hablar sobre la sal. Esto se debe a que nuestro Señor Jesús, haciendo uso de una hermosa metáfora, comparó a los cristianos con ese útil, preciado y peculiar compuesto.
Nuestro Señor, de manera magistral, haciendo uso de esta metáfora, logró describir lo que es o debería ser la vida del cristiano en medio del mundo que le rodea. El hijo de Dios o cristiano, toda aquella persona que haya nacido de nuevo, debe o debería ser, como la sal, un elemento que imparte sabor y preserva. El cristiano está llamado a impartir sabor, a la desazón que existe en el mundo a causa de la maldad. También todo aquel que ha nacido de nuevo debe ser, al igual que la sal, un elemento que ayuda a detener el proceso de putrefacción o deterioro del mundo que se da por causa del pecado.
Ésta, es una verdad conocida por toda aquella persona que conoce a Cristo, y es o debería ser, motivo de buscar cada día parecernos más a Él para así lograr cumplir con ella. Sin embargo, la realidad es, que hoy son muy pocos los que están procurando cumplir con esta hermosa verdad en sus vidas. Y nos preguntamos ¿por qué?
Tal vez hay muchas respuestas a esa pregunta, sin embargo, hoy no quisiéramos entrar en esas consideraciones. Lo que hoy nos interesa, es aportar en la comprensión de nuestro rol como sal en la tierra. Pienso que quizás entendiendo nuestro rol, podamos permitir que Dios nos use para que Su nombre sea glorificado en y a través de nosotros.
Muchos saben que el cristiano, al igual que la sal, debe dar sabor y ayudar a preservar a este mundo que nos rodea, pero ¿cómo podemos hacer esto?, esa es una buena pregunta, y creo que tengo una respuesta sencilla que nos puede ayudar a contestarla.
Mis hermanos, creo que considerar lo siguiente, nos ayudará a cumplir con nuestro rol como sal en este mundo; el entender, el tener un poco más de conocimiento sobre cómo funcionan las propiedades de la sal nos puede ser de gran ayuda.
1. La sal da sabor – esta propiedad de la sal, proviene de una singular molécula llamada NaCl. Ésta molécula es la que forma los cristales de sal. Ésta molécula, compuesta por los elementos Na (sodio) y Cloruro (Cl), tiene la peculiaridad de poder pegarse a unos receptores específicos en la lengua que detectan su presencia. Cuando esto ocurre, estos receptores, envían una señal al cerebro, la cual es interpretada como sabor. En otras palabras, los componentes de la sal, su naturaleza, al entrar en contacto con la lengua, es lo que hace que nuestro cuerpo perciba el sabor de la sal.
Así de sencillo, es la forma en que funciona esta propiedad de la sal. Y mis hermanos, de la misma manera, es que se supone que el cristiano debe dar sabor a este mundo.
Todo hijo de Dios debe tener claro, que Dios en su gracia y misericordia, puso una nueva naturaleza en nosotros; Cristo es la nueva naturaleza en nosotros, y cuando esa nueva naturaleza que está en nosotros, se pone en contacto con el mundo que nos rodea, ella dará sabor al mundo. Cuando permitimos que sea Cristo el que reine en nuestros corazones, que sea Él, el que dicte y dirija nuestros pasos, es entonces cuando sazonaremos este mundo que está lleno de sinsabores a causa del pecado y la maldad. El apóstol Pablo decía “con Cristo estoy juntamente crucificado y ya no vivo yo más Cristo vive en mí,”, entender esto, es lo que marca la diferencia entre un cristiano insípido y uno que da sabor al mundo.
Amados, si queremos cumplir con nuestro rol como sal, y dar sabor al mundo que nos rodea, debemos procurar que los demás sean receptores de esa nuestra nueva naturaleza, que es Cristo en nosotros.
2. La sal preserva – esta propiedad de la sal también proviene de la molécula que la compone; o sea de su naturaleza, de lo que está formada. Muchos saben que la sal preserva pero pocos saben cómo es ese proceso. Y es entendiendo éste proceso que también pudiéramos entender cómo podemos ser agentes que ayudan en la preservación de un mundo que está pudriéndose, por causa del pecado.
La molécula que compone la sal (NaCl) tiene una peculiaridad que es bien importante en el proceso de preservación de alimentos y esa peculiaridad es la siguiente; esa molécula se enlaza fácilmente a las moléculas de agua. En otras palabras la sal tiene la capacidad de “absorber” el agua, por decirlo de una manera simple. En otras palabras, la sal tiene la capacidad de ser un deshidratante. Donde hay humedad, si echamos sal, la humedad desaparece, y eso ocurre porque la sal “absorbe” la humedad. Y es ésta propiedad, la que ayuda en la preservación de los alimentos, en especial de las carnes. Pero ¿cómo se da ese proceso de preservación? Les explico:
El proceso de putrefacción en los alimentos depende directamente de la humedad presente en los alimentos. Esto se debe, a que en los ambientes húmedos, es donde las bacterias, que descomponen los alimentos, pueden desarrollarse con facilidad. Mientras más húmedo está el alimento más rápido se descompondrá, porque éste es el ambiente idóneo para el desarrollo exponencial de las bacterias que se alimentarán descomponiendo el alimento.
Cuando se coloca la sal en los alimentos, lo que se hace es propiciar un ambiente no apto para el desarrollo de las bacterias y por ende el proceso de descomposición se desacelera o se detiene. De esa manera es que la sal preserva los alimentos.
De una manera similar ocurre con el cristiano. Nosotros vivimos en un mundo que está en pleno proceso de putrefacción, el pecado ha corrompido y sigue destruyendo todo lo que nos rodea; y el ambiente sin Cristo, que impera en el mundo, es el ambiente ideal para que el pecado siga su proceso de pudrición. Ahora bien, Dios en su soberanía, nos ha colocado en este mundo caído para que por medio de nuestra nueva naturaleza, Cristo, detengamos el avance del pecado, en lo que Él cumple con sus soberanos propósitos en la tierra, y se añaden a la iglesia los que han de ser salvos. Son los que han nacido de nuevo los que tenemos que propiciar el ambiente necesario para que el pecado no se multiplique de manera exponencial.
El hijo de Dios, por medio de nuestra nueva naturaleza espiritual, la cual está impregnada y se nutre de los principios y verdades de Dios, debe ser un agente que promueva un ambiente, que no permita el avance acelerado de la putrefacción que viene por causa del pecado. El cristiano, donde quiera que esté, debe buscar poner en alto los principios y las verdades reveladas en la Palabra de Dios, porque éstas, son las que detienen o desaceleran el avance del pecado en este mundo. Entender ésto, debería llevar a cualquier hijo de Dios a reflexionar y preguntarse, si está marcando la diferencia en el mundo que nos rodea.
Todo el que ha estudiado la Palabra de Dios sabe, que Dios ha prometido un cielo nuevo y la tierra nueva, allí será el lugar donde podremos vivir libres de pecado y moraremos junto a Él. Esa es nuestra esperanza. Sin embargo, mientras tanto, Dios nos ha dado una tarea que debemos buscar cumplir a cabalidad, y esa tarea es; ser sal en el mundo que nos rodea.
La pregunta que debemos hacernos hoy es; ¿Estoy cumpliendo con mi función de sazonar y preservar?
Pastor Wilfredo Borrero García
Publicado el septiembre 16, 2015 en Uncategorized. Añade a favoritos el enlace permanente. Comentarios desactivados en Sal (NaCl) – Sazona y Preserva.